Es una progresiva elevación de los niveles de violencia social. En la evolución cotidiana puede parecer poco perceptible, como si sólo fuera más de lo mismo. Pero hay una pedagogía de la descomposición que coincide con la finalización formal del largo periodo de dominio del priísmo, expresado por sí mismo o a través de sus variantes panistas (el foxismo y el calderonismo, igualmente funcionales al sistema tradicional), y con el arranque del primer gobierno que plantea un proyecto que incluye algunas medidas distintas a las hasta ahora barajadas por los partidos tradicionales.
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