De los presos políticos de 1968 se ha hablado mucho. De las presas políticas, menos. Fueron cuatro: Roberta, Tita, Avendaño, una de las 20 mujeres delegadas en el Consejo Nacional de Huelga en un colectivo de 200 varones; la abogada de obreros Adela Salazar de Castillejos; Amada Velasco, y Ana Ignacia Rodríguez, La Nacha. Todas de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Hubo más detenidas, quizá medio centenar, pero sólo estas cuatro fueron acusadas de 16 delitos y sentenciadas a 12 años de cárcel. Fueron amnistiadas, como todos los demás, dos años después.
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