Durante 50 meses han arrastrado un profundo dolor. Son cuatro años y dos meses de incertidumbre, de desconocer el paradero de sus hijos, aquellos jóvenes normalistas de Ayotzinapa víctimas de desaparición forzada, en septiembre de 2014. Los padres de los estudiantes tomaron las calles una vez más para insistir en su incansable demanda de verdad y justicia.
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