Su voluntad fue inquebrantable. Nunca perdió la esperanza y ayer rindió frutos. Fueron 13 años de incertidumbre sin saber de su hijo que un día partió hacia el norte en busca de las oportunidades que Honduras no le daba. Trece años de ausencia y no saber de él: si estaba vivo, solo, si comía, dormía, si era feliz. Nada, no sabía nada. Pero ayer lo volvió a ver y rompió en llanto.
de La Jornada: Política https://ift.tt/2PCUlBK
No hay comentarios:
Publicar un comentario