No fue una cálida bienvenida para Diablos Rojos del México. En el estreno de su nuevo estadio, sufrieron una paliza 11 a 2 de los invitados Padres de San Diego en el primer juego de exhibición. No sólo fue un bautismo hostil para los escarlatas, sino también para el presidente de la República Andrés Manuel López Obrador, quien lanzó la primera pelota en el diamante y recibió un duelo entre quienes aplaudían su presencia y quienes lo abuchearon.
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