Ciudad Juárez, Chih., En la sala más grande del Centro de Atención Integral al Migrantes (CAIM), a unos pasos de la frontera, aguardan dos familias venezolanas, un grupo de ciudadanos de Uganda y varios cubanos. Es lo único que se puede hacer, esperar, preguntar alguna cosa sin importancia, comentar con el vecino cuál es el número del día, aunque todos lo sepan por el letrero a la entrada.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2INjMh9
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