Los planes de desarrollo sexenales de las sucesivas presidencias neoliberales eran promesas de buen comportamiento ante los organismos financieros internacionales y los dueños de los capitales y, por ello, listados de buenos deseos irrealizables en el ámbito social: el cumplimiento de las reformas estructurales redactadas cuyo guion principal se redactaba fuera de México implicaba la pérdida de derechos sociales y laborales así como el debilitamiento del sector público; con ello el Estado quedaba imposibilitado para desempeñarse como promotor de bienestar y se veía reducido a gestor de la utilidad privada. A esos mamotretos se les agregaban enunciados demagógicos y algunos conceptos extraídos de la moda de la corrección política a los que se denominaba “ejes rectores” o “líneas de acción transversales” que habrían de ser guía de las acciones gubernamentales y las políticas públicas.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2IVDYgL
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