Al abandonar su país, en diciembre pasado, metió lo que pudo en dos maletas y dejó el resto atrás. Renunció incluso a su pasión: la medicina. Llegó a México consciente de que quizá no volvería a pisar un nosocomio. Pero con la pandemia las puertas se le abrieron y hoy forma parte del equipo de médicos que atienden a miles de pacientes en los hospitales Covid-19.
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