La oposición oligárquica decidió adelantar en los hechos el referéndum programado para marzo de 2022 y convertir el voto del próximo 6 de junio en una simple opción entre “sí y “no” a la continuidad de la Cuarta Transformación. Su cálculo es reducir a mera gestión gerencial la segunda mitad de la presidencia de Andrés Manuel López Obrador, atarle las manos y anular el mandato popular de 2018 transfiriendo el poder del Ejecutivo federal al Legislativo, el Judicial, los gobernadores del corte de García Cabeza de Vaca y el montón de organismos autónomos que operan como últimas trincheras institucionales de la corrupción neoliberal, empezando por la fracción hegemónica que controla el Instituto Nacional Electoral y que descaradamente lo ha puesto al servicio de la oposición política.
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