Corría 1966, y un día apareció en la escuela una deslumbrante sicóloga de 23 años que nos dejó bizcos. Experta en “orientación vocacional”, la sicóloga recorrió las aulas, poniéndose a disposición de los alumnos para un “test de evaluación”. En la mía, todos alzamos la mano con algarabía. Incluyendo mi mejor amigo, Vinzetti, quien militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios, ayudaba en las villas miseria junto con los curas comprometidos y, según decía, tenía clara su “orientación vocacional”: el sacerdocio.
de La Jornada: Política https://ift.tt/3izWSZU
No hay comentarios:
Publicar un comentario