El lago de Chapala está rebosante, con 75 por ciento de su capacidad después del buen temporal de este año. Y la orilla empezó a moverse y a invadir la propiedad federal concesionada en años y épocas anteriores. Son miles de hectáreas privatizadas a lo largo de décadas, que impiden el tránsito por las playas de Chapala, Ajijic, San Juan Cosalá, Jocotepec y tantos otros pueblos.
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