La elección presidencial de Xiomara Castro es un augurio para que el pueblo hondureño salga del terror que ha vivido desde el golpe de Estado en 2009. Lamentablemente la pesadilla toca ahora a su vecino El Salvador, con un presidente, Nayib Bukele, desatado en sus afanes dictatoriales. Las tendencias políticas en estos dos países dan un giro de 180 grados.
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