Las voces de quienes han defendido las tierras campesinas y el lecho del Lago de Texcoco nombraron lo que parecía imposible. El discurso económico y tecnócrata sobre el Nuevo Aeropuerto Internacional de México, impuesto sobre la superficie del último espacio vacío de la cuenca, quedó agrietado frente a una frase a la que todo mundo podría adscribirse: #YoPrefieroElLago.
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