Tapachula, Chiapas., A doña Ana Martínez, confinada en una silla de ruedas por padecer una neuropatía progresiva, la fueron a ver por segunda vez los mareros de la MS a su casa en Tela, costa atlántica hondureña. “Ahora sí, entréguenos al nieto”. Negarse significaría el asesinato de toda la familia.
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