lunes, 1 de octubre de 2018

Arturo Balderas Rodríguez: Los laberintos de la democracia

Al momento de escribir estas notas, la confirmación de la persona nominada por el presidente Trump para ocupar el puesto vacante en la Suprema Corte de Estados Unidos pende de un hilo. El voto de dos o tres senadores republicanos puede coartar el ascenso de alguien que a lo largo de su carrera como juez federal se ha distinguido por su oposición a la libertad de las mujeres para decidir sobre la reproducción, a sus alianzas con el sector corporativo y a las reivindicaciones de los trabajadores. Al margen de lo que suceda, este proceso de confirmación quedará marcado por uno de los episodios más contenciosos y vergonzosos en la historia de designación de un ministro de la Corte; el otro fue la confirmación de Clarence Thomas, después de que Anita Hill lo señaló por acoso sexual.

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