Tarde y mal se entera el gobierno de lo que no sólo era previsible, si no que se vio venir años y semanas antes. Es claro que los delegados del Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen) en Centroamérica no supieron advertir lo que se gestaba hace meses. Ni los embajadores en esos países, la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) ni la Secretaría de Gobernación. Nada supieron de los movimientos preparatorios, o no los supieron interpretar. No sabrían explicar el porqué de elegir San Pedro Sula como base de partida, quién o qué lideró la masificación humana, qué planes originales, expresos y ocultos tenía la movilización. Consecuentemente, con esa ceguera, sin esa información, fue imposible el diseño de una política consecuente y ya vemos el naufragio gubernamental que resultó.
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