En la novela Ahora me rindo y eso es todo, Álvaro Enrigue superpone hechos reales con ficción narrativa creando una formidable pieza literaria para contar la historia de los pueblos apaches a los que la presión de México y Estados Unidos los hace apeñuscarse en las llanuras y cañadas de la Sierra Madre Occidental hasta reducir el territorio de la apachería a la Chiricahua, montaña que constituirá uno de sus últimos reductos. Atrás quedaron los 660 mil kilómetros cuadrados que abarcaron partes de Colorado, Oklahoma, Texas, Arizona, Nuevo México, Sonora, Arizona, Chihuahua y Coahuila, dominio de estos indígenas rebeldes que la Corona Española primero, los mexicanos después y por último los estadunidenses les fueron cercenando.
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