Cuando el reportero es responsable, profesional, pegado a su fuente, cuestionador, incisivo, desconfiado, curioso, aguzado y con una leche más tirándole a jocoque que a yogur, termina como el proveedor privilegiado de la mejor materia prima a la que un comentarista pueda tener acceso para opinar con hechos, casi de primera mano, sobre cualquier acontecimiento. Yo soy un deudor permanente de los reporteros de este diario y de otros muchos que caen en mis manos. Por eso procuro expresar siempre el nombre de a quien le debo los insumos a partir de los cuales me pongo a pelear, primero que nadie, conmigo solito. Todo esto viene a cuento porque tengo guardada desde hace tiempo una calurosa felicitación para don Roberto González Amador, quien por innegables méritos obtuvo dos reconocimientos: el primero, haber sido designado (después de una antigüedad de 25 años en este diario), jefe de la sección Economía, y el segundo, la expresión de amistad y confianza que le otorgó la Asociación Mexicana de Bancos al haber cubierto, con singular diligencia, los trabajos realizados por la AMB durante 15 años consecutivos. Como ningún banquero se escapa de traer dentro sí su propio Ebenezer Scrooge, esta humilde columneta ya tiene preparado su martini doble para esta doble celebración.
de La Jornada: Política http://bit.ly/2Gy5z57
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