lunes, 23 de septiembre de 2019

Iván Restrepo: Como muy pocos, Toledo ¡hizo tanto por tantos!

De todo gran personaje como él, cada quien tiene sus propios y sus muy diferentes recuerdos. Esto me dice Vicente Rojo: “Venía a comer a la casa, pero nunca quiso que invitáramos a nadie más. Coincidí con él en París, en Barcelona y en Nueva York, donde vivía, en un edificio elegante en un piso 10, y en el que dormía sobre un petate. Hicimos con él un viaje a Guanajuato, donde él nunca había estado. Al día siguiente de llegar desapareció y, al tercer día, cuando habíamos quedado de regresar, ahí estaba esperándonos, en la puerta del hotel, con su bolsa de Aurrerá en la mano, en la que llevaba todo su equipaje. Intercambiamos mucha obra, pero cuando venía a la casa, siempre llegaba con algún regalo. Claro, yo correspondí enviándole un montón de obra mía al Iago”.

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