Poco a poco algunas veces, otras de sopetón, pero a todos les van quemando los rigores del cambio prometido. Pocos, si no es que nadie de los posibles afectados, previeron que se llegaría hasta las sólidas bases de la estructura prevaleciente que han sido removidas. Si se hubieran detenido, antes de causar el actual escozor, quizá habrían tenido razón en suponer que las modificaciones se quedarían en la superficie y no bajarían a la delicada y fina médula. A esta altura del sexenio y con la profundidad ya conseguida, la continuidad del nuevo modelo de gobierno muestra con claridad la ruta a seguir y el propósito reivindicador que lo anima.
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