Es una forma social de enjuiciar al mundo y no es la razón individual. Es colectiva y nace de las experiencias comunes que, al nombrar, arrojan lecturas políticas. Al sentido común se le han opuesto los fanáticos religiosos, los artistas iluminados, los expertos, los tiranos. A su alcance para las democracias, Hannah Arendt dedicó sus últimos apuntes poco antes de morir durante un brindis en 1975. Para ella, el sentido común existe para rescatarnos de una sociedad de masas, de consumo, que nos separa y aísla: “Necesitamos regresar a una vida pública que nos obligue a sopesar y considerar constantemente las cosas desde la perspectiva del otro. El sentido común es político por excelencia”. Al contrario del pensar, que es un acto solitario, el sentido común sólo puede existir en relación con los demás y nos liga con el mundo real, cuando se comunica y enjuicia la experiencia común que de él tenemos.
de La Jornada: Política https://ift.tt/3fiisAj
No hay comentarios:
Publicar un comentario