lunes, 25 de enero de 2021

Arturo Balderas Rodríguez: Aire fresco

Una bocanada de aire puro, acompañada de un gran suspiro, se sintió en Estados Unidos el pasado 20 de enero cuando, por fin, Joseph Biden rindió juramento como presidente de la nación. Su discurso hiló una idea que había venido expresando desde hace muchos meses: la necesidad de romper con la perniciosa división, odio y mentira, marcas registradas de su antecesor. El cambio a un lenguaje sencillo y la ausencia de grandiosidad y carencia de adjetivos innecesarios se agradeció, porque permitió que los millones que lo escucharon, al menos en Estados Unidos, entendieran con diáfana claridad los retos inmediatos que enfrenta Biden, y con él todo el país. El “centrismo” con que Biden intenta abordar los problemas más ingentes parece ser la vía inmediata para saltar los primeros obstáculos en el horizonte del país.

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