México se benefició con la errática política exterior de Donald Trump y su desatención hacia América Latina. “Perro que ladra, no muerde”, reza el sabio dicho popular. A pesar de sus constantes insultos y amenazas hacia México, Trump al final de cuentas respetó al gobierno de Andrés Manuel López Obrador y se negó a interferir en el avance de la Cuarta Transformación.
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