Los rarámuris explotados, esclavizados en los cultivos agrícolas de la rica región de Los Cabos, Baja California Sur, fueron “rescatados” por el secretario del Trabajo del Ejecutivo federal y devueltos a sus altas tierras de la miseria Tarahumara. Al norte, en las fértiles tierras de los valles de Ensenada, alzaron la voz y se rebelaron los miles de jornaleros agrícolas traídos del sur, mixtecos la mayor parte de ellos; más de medio siglo de servidumbre, paga miserable y ausencia de derechos. Pero bloquearon la carretera transpeninsular y negocian con los patrones con la carga adicional de los “líderes sindicales”.
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