martes, 27 de marzo de 2018

Julio Hernández López: Astillero

Un problema evidente de José Antonio Meade Kuribreña es su aparente falta de identidad (lo cual, para fines prácticos, es su verdadera identidad a conveniencia). No tiene credencial de priísta pero se ha esmerado, a niveles tragicómicos, en identificarse con los modelos más depurados del peor priísmo (“¡háganme suyo!”, la frase dicha ante la cúpula cetemista, es una de sus cumbres definitorias); no es un político sino un tecnócrata, pero se ha aplicado a practicar las suertes más deplorables del priísta clásico; no ejerce ya ningún cargo en el gabinete presidencial pero se ha mantenido como fiel defensor del ocupante de Los Pinos, garante de continuismo y aspirante a ser el sujeto pasivo de un proyecto de minimato peñista.

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