La política es el mecanismo histórico entre consenso y conflicto. Hay consensos deseables e intolerables, así como existen conflictos impostergables. En ese ejercicio de tensión entre fuerzas que sostienen ideas distintas, México atraviesa un momento clave para definir su historia y su futuro. A todos nos ha quedado claro que las urnas enviaron un contundente mensaje el año pasado: el sistema de re-glas creado a partir de la reforma política de los años 70 y la posterior fractura del poder y la primera transición, no era suficiente como amalgama estable de lo social. Para muchos mexicanos, las promesas que durante décadas hizo la economía, no estaban siendo cumplidas por la democracia. A tono con el mundo, los ciudadanos expresaron hartazgo con el estado de cosas existentes y una profunda insatisfacción con la clase política. El resultado es una reconfiguración, por no decir desaparición, del sistema de partidos que terminó de configurarse en los años 90. Esa es hoy nuestra realidad democrática: partidos políticos perdiendo terreno frente al ciudadano, impaciencia de éste frente al Estado y un claro y legítimo mandato democrático. Queda claro cómo llegamos hasta aquí, qué pasó y cuál es nuestra circunstancia, pero ¿Cuál es el pacto social de cara al futuro? ¿Cómo se integran en un proyecto nacional fuerzas en tensión? ¿Cuál es el futuro del sistema de partidos políticos que, nos guste o no, son el vehículo democrático de representación?
de La Jornada: Política http://bit.ly/2GzCPJo
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