“Si me preguntaran qué es la cárcel, os respondería sin dudar que es el basurero de un proyecto socioeconómico determinado, al cual arrojan a todas aquellas personas que molestan dentro de la sociedad: por eso la cárcel alberga principalmente pobres…” Así la definió Xosé Tarrío, quien cumplió 17 años de prisión en el Estado español, 12 de los cuales fueron de aislamiento. Protagonizó múltiples fugas y motines. En 1987, lo encerraron para que cumpliera una pena de dos años, cuatro meses y un día por un pequeño robo que realizó para mantener su adicción a las drogas; adicción que abandonó a medida que fue tomando conciencia a través del proceso de autoformación política una vez recluido. Esos dos años y cuatro meses se convirtieron finalmente en 71 años de penas firmes. Murió el 2 de enero de 2005 y se convirtió en un símbolo del movimiento anticarcelario.
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