viernes, 2 de agosto de 2019

Julio Hernández López: Astillero

La llegada de Luis Miguel Gerónimo Barbosa Huerta a la gubernatura de Puebla tiene, cuando menos, tres significados: la eliminación, que podría entenderse definitiva, del grupo de predominio panista que durante largos años dominó la escena política de la entidad, el de Rafael Moreno Valle (proceso político obviamente acelerado por la caída del helicóptero en que viajaban el entonces senador Moreno Valle y su esposa y gobernadora en funciones, Martha Érika Alonso); la consolidación de Morena como el nuevo partido hegemónico, con Andrés Manuel López Obrador (AMLO) como imán electoral, incluso sin hacer campaña específica en el estado, y la naturalización, bajo el manto unificador y dispensador de perdones de AMLO-Morena, de las alianzas electorales de largo aliento con oportunismos antes perredistas (el propio Barbosa como inmejorable ejemplo) y con figuras priístas en busca de treguas con ganancias.

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