Cantada estaba su suerte. Yeidckol Polevnsky Gurwitz había dejado de ser funcional como encargada de la presidencia del comité nacional de Morena. Las semanas recientes subrayaron su condición de desahucio político, de errancia, de vagar sin la brújula y el timón de mando (con código postal en la Plaza de la Constitución de la Ciudad de México) que le habían mantenido viva y vigorosa en la jungla morenista donde ahora se ha cedido su cabeza política.
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