martes, 25 de febrero de 2020

Víctor M. Toledo*: Los negacionistas, los trenes y la 4T

Negarse por negarse sin examinar lo que se niega es políticamente tan absurdo como inservible. Más aún cuando no se propone nada, ni alternativo, ni novedoso, una sola proposición original. Negar por negar los avances de la 4T se ha convertido en obsesión (en deporte) de los grupos radicales de derecha, pero también de un grupo de articulistas de La Jornada y otros medios, estos últimos amigos o conocidos de quien esto escribe, cancelando la posibilidad de analizar, dialogar y debatir, cuando las fuerzas conservadoras que cohabitan en el gobierno llevan a cabo una intensa y sórdida guerra de posiciones, y cuando la derecha, sin recato, convoca al Ejército a dar un golpe de Estado (ver Change.org donde ¡los golpistas llevaban 250 mil firmas!). En la mira de los “negacionistas de izquierda” están los trenes (el Maya y el Transístmico) y sus consultas. Los trenes pueden visualizarse de dos maneras. Como iniciativas inamovibles, que irremediable e inexorablemente traerán destrucción ambiental, impactos sociales y culturales negativos, proletarización y desequilibrios regionales; o como proyectos a ser examinados, debatidos y modificados. Como señalé para el Tren Maya ( La Jornada, 4/12/18), ello depende del juego de fuerzas políticas, tanto de dentro como de fuera del gobierno actual. La primera visualización parte de una simplificación o caricatura de la realidad, cuya tesis mayor es que entre el actual gobierno y los anteriores gobiernos neoliberales no existe diferencia. Son lo mismo.

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