En la Amazonia ecuatoriana, los indios shuar se reúnen al final del día a contarse cómo ha sido su jornada. El escritor chileno Luis Sepúlveda convivió con ellos siete meses y se dejó cautivar por la gestualidad de sus palabras, por el uso de sus silencios y por los rostros felices de los escuchas en esas ceremonias nocturnas. Quedó marcado por la experiencia. Diez años después, a partir de ella, escribió Un viejo que leía novelas de amor.
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