A las cuatro de la mañana despertaron a Enrique Peña Nieto. Una llamada de Miguel Ángel Osorio Chong: las fuerzas del orden han detenido a La Tuta, gran maestre de los templarios tarascos, el de los videos difundidos con maligna oportunidad para exhibir a los dizque servidores públicos coludidos con el narco. Y festejó en grande el alicaído mandatario, a quien parecían obedecer únicamente los uniformados del Ejército Mexicano, que conmemora el Día de la Lealtad y reconoce la jefatura incontestable del mando civil.
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