Si no estuviéramos abollados por noticias como el asunto Cienfuegos, veríamos con alto interés los cambios en la Secretaría de Seguridad Pública a la salida del doctor Durazo. Él echó a andar un proyecto, bueno o malo, que es histórico y que hoy es imperioso reforzar. Lo peor sería que el sustituto decidiera “respetar la labor” del pasado secretario.
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