La pobreza y la desigualdad social extrema de México han estado presentes por un tiempo sin principio ni final; pero su conceptualización, su alcance –inimaginable para los de arriba–, sus orígenes y causas, sus impactos en la vida y la muerte de los más han permanecido recluidos en los estrechos espacios de la academia, en unos pocos medios de comunicación y no mucho más allá, como cuidadosamente alejados de las víctimas. Sigue siendo tema para iniciados y enterados, al que permanecen ajenos los agraviados con sus vidas destrozadas.
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