En Nuevo Laredo, uno de los puntos más riesgosos de la frontera tamaulipeca con Estados Unidos, el presidente Andrés Manuel López Obrador apareció entre las altas temperaturas locales (35 grados) con un abrigo negro, de cuello levantado, que generó sorpresa. En la zona, acostumbrada a la violencia criminal cotidiana, la prenda presidencial entre acompañantes en mangas de camisa produjo de inmediato especulaciones respecto al uso de chalecos antibalas en personajes políticos.
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