A dos años de iniciado su gobierno, mucho de lo declarado por el presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) sobre el fin de las perversas relaciones entre poder económico y poder político no encuentra verificación en la realidad. La continuidad de tal amasiato es, hasta el momento, uno de los mayores escollos para el avance de la autodenominada Cuarta Transformación (4T). Los ejemplos se multiplican en los tres niveles de gobierno, en una dinámica que involucra a funcionarios provenientes de todos los partidos políticos coludidos con intereses económicos locales y regionales.
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