La visita del Presidente de la República al sureste, el pasado fin de semana, para supervisar el avance del llamado Tren Maya ofreció un giro que si bien no es novedad, sí lo es que pese a que se había mantenido en su discurso centrado sólo en el tren, ahora abrió y formalizó la propuesta de ordenamiento territorial, aun con opacidad. Eran sus funcionarios los que desde un inicio abordaron la intención de desarrollar ese plan a partir de las estaciones del referido tren. Justamente las reacciones de organizaciones indígenas en contra del proyecto se ubican en el impacto para su cultura y territorios de los llamados polos de desarrollo. Para ello han recurrido a la promoción de juicios de amparo con resultados diversos, incluso el más reciente ordena una suspensión definitiva no acatada.
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