El asunto nodal en la disputa por el modelo de conducción política radica en comprender el origen y las ramificaciones del fenómeno de las desigualdades. Motivo cierto de las revueltas actuales y de los propósitos para, cuando menos, atemperarlas. La cuestión central del debate actual es consecuencia de la gran y creciente brecha entre una clase (la desposeída o explotada) y el conjunto de las demás, principalmente, la propietaria (capital). Más que una simple brecha, ahora, en realidad, puede hablarse del conjunto de quiebres ocasionados por el modelo concentrador todavía imperante en el mundo.
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