Atender a un colega o un familiar que enfermó de Covid-19, así como haber contraído ellos mismos la infección y la carga de trabajo con pacientes graves a quienes muchas veces ven morir sin remedio, son los principales detonadores de afectaciones mentales en los trabajadores de primera línea en los servicios hospitalarios del país, de las cuales ya hay evidencia: hasta la mitad del personal tiene dificultad para dormir, 40 por ciento se siente deprimido o tiene estrés postraumático y alrededor de 15 por ciento ha tenido la intención de quitarse la vida.
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